OpenAI: La empresa impulsora de ChatGPT refuerza su misión sin fines de lucro y ajusta su estructura legal

La compañía detrás de ChatGPT anuncia una reestructuración corporativa que consolida su enfoque y su compromiso con el desarrollo abierto y responsable de la inteligencia artificial.

En una decisión estratégica con profundas implicancias para el futuro de la inteligencia artificial, OpenAI confirmó que seguirá operando bajo el control de su entidad matriz sin fines de lucro. La medida, anunciada oficialmente por sus directivos, responde a una serie de cuestionamientos legales, sociales y éticos, y reafirma el compromiso de la organización con su misión fundacional: asegurar que el desarrollo de la inteligencia artificial general (AGI) esté al servicio del bien común.

Desde su creación en 2015 como un laboratorio de investigación sin fines de lucro, OpenAI ha atravesado una evolución estructural que incluyó, en 2019, la creación de una subsidiaria con fines de lucro limitados (“capped-profit”), diseñada para atraer capital sin comprometer sus valores centrales. No obstante, en el último año, la empresa había considerado una transición hacia un modelo corporativo convencional, lo que desató una ola de críticas de sectores académicos, sociales y sindicales, además de antiguos empleados y figuras del ámbito científico, quienes expresaron su preocupación por el posible desvío del propósito original de la organización.

El debate cobró mayor relevancia tras la demanda presentada por Elon Musk, uno de los cofundadores de OpenAI, quien acusó a la empresa de haber abandonado su misión altruista para perseguir beneficios económicos. Aunque una corte federal rechazó inicialmente la solicitud de una medida cautelar, el litigio continuará y se espera que llegue a juicio en 2026.

Frente a esta creciente presión externa, la junta directiva de OpenAI resolvió mantener la gobernanza bajo la estructura sin fines de lucro, asegurando que las decisiones clave sigan alineadas con objetivos de impacto social. Bret Taylor, presidente del directorio, explicó que la actual subsidiaria con fines de lucro será transformada en una Public Benefit Corporation (PBC), figura legal que combina el funcionamiento empresarial con una responsabilidad explícita hacia el bienestar público. La entidad sin fines de lucro conservará el control y será uno de los principales accionistas de la nueva PBC, de acuerdo con evaluaciones realizadas por asesores financieros independientes.

Este ajuste organizativo, según Taylor, permitirá armonizar los intereses de empleados, inversores y la misión institucional, sin recurrir a una venta o pérdida de autonomía. La nueva estructura también facilitará la canalización de recursos hacia proyectos sociales prioritarios en sectores como salud, educación, ciencia y servicios públicos.

En una carta enviada al personal, el CEO Sam Altman subrayó que OpenAI “no es una empresa convencional, ni pretende serlo”. Rememoró los inicios de la organización, marcada por la incertidumbre técnica pero orientada desde el principio por una convicción ética: que el acceso a la inteligencia artificial debía democratizarse y no quedar en manos de una élite.

Altman sostuvo que hoy la visión de OpenAI es más ambiciosa y expansiva: desarrollar herramientas basadas en AGI que estén al alcance de todos y puedan ser utilizadas de manera autónoma, flexible y constructiva. En línea con esta filosofía, la compañía reiteró su compromiso de mantener la publicación de modelos avanzados de código abierto y de asegurar amplias libertades de uso a través de plataformas como ChatGPT, promoviendo un entorno donde la inteligencia artificial potencie tanto la productividad como la creatividad humana.

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