Las elecciones de medio término y la consolidación del poder

Estamos entrando en las elecciones de medio término en la Argentina; me gustaría iniciar parafraseando a Murray Rothbard: «Las elecciones democráticas no son un fin en sí mismas; su valor depende de si sirven para limitar el poder del Estado o para expandirlo».  La pregunta es: ¿qué debería con su voto elegir el ciudadano que se juega en estas elecciones?

Las elecciones de medio término han sido, a lo largo de la historia, un punto de inflexión en el equilibrio político de los países democráticos. Desde la perspectiva de la libertad individual, se aboga por un gobierno limitado, mercados libres y la defensa de los derechos individuales. Estos comicios representan un escenario crucial donde se decide si el poder del Estado se refuerza o si, por el contrario, se ve desafiado por una mayor representación de fuerzas políticas descentralizadoras.

El contexto político de las elecciones de medio término

Los gobiernos democráticos suelen enfrentarse a un dilema en estas elecciones: ¿consolidar su poder o experimentar un revés que los obligue a negociar? Para los clásicos del liberalismo, como Friedrich Hayek o Ludwig von Mises, el crecimiento del poder estatal es una tendencia peligrosa que erosiona la autonomía de los individuos.

Las elecciones de medio término, en teoría, permiten a los ciudadanos evaluar la gestión gubernamental en un punto intermedio del mandato y ajustar la composición del Congreso para garantizar un mayor equilibrio de poderes. Sin embargo, en la práctica, muchas veces estas elecciones terminan reforzando las tendencias centralizadoras del Estado, permitiendo que el Ejecutivo extienda su control sobre el aparato legislativo.

Preguntas para el lector:

¿Las elecciones de medio término son un verdadero contrapeso al poder gubernamental o solo un reajuste dentro de la misma maquinaria estatal?

¿Debería el Congreso ser un freno natural al Ejecutivo o, por el contrario, una institución proactiva en la limitación del poder del Estado?

¿Cómo se pueden garantizar elecciones que realmente fortalezcan la libertad y no solo perpetúen la estructura del poder?

2. Consolidación del poder y su impacto en la sociedad

Cuando un gobierno logra mantener o aumentar su poder en el Congreso durante las elecciones de medio término, la maquinaria política gana estabilidad para implementar su agenda. Sin embargo, ¿a qué costo? Los liberales clásicos han sostenido que el verdadero progreso de la sociedad no proviene del Estado, sino del dinamismo del mercado y de la innovación espontánea de los individuos.

Adam Smith, en La riqueza de las naciones, advertía sobre los peligros de un gobierno que, con el pretexto de estabilizar, impone regulaciones que sofocan el crecimiento económico. La consolidación del poder en el Congreso, entonces, puede derivar en políticas más intervencionistas que restrinjan la competencia y el desarrollo económico.

Desafíos para la reflexión:

¿Es posible que un gobierno con un Congreso favorable mantenga el respeto por la libertad económica y política?

¿Hasta qué punto la consolidación del poder en el Congreso pone en riesgo los principios de una república limitada?

¿No debería ser la descentralización del poder una prioridad en lugar de la concentración del mismo?

3. El Congreso: ¿Un espacio de representación o de control?

El Congreso, en teoría, es el espacio donde convergen distintas visiones políticas. Sin embargo, desde una perspectiva liberal, su verdadera función no debería ser legislar de manera expansiva, sino limitar los excesos del poder. Alexis de Tocqueville, en La democracia en América, advertía sobre el peligro de una «tiranía de la mayoría», donde el Congreso se convierte en un instrumento de opresión en lugar de un defensor de la libertad.

Un Congreso dominado por el oficialismo suele derivar en mayor intervención estatal, regulaciones excesivas y un aumento del gasto público. Por otro lado, un Congreso dividido puede generar parálisis legislativa, lo que, paradójicamente, puede ser positivo si impide la expansión del Estado.

Cuestionamientos para el debate:

¿Un Congreso con mayoría oficialista es una amenaza para la separación de poderes?

¿Puede un Congreso dividido ser un mecanismo más efectivo para limitar el poder estatal?

¿Debería existir un sistema de frenos y contrapesos más fuerte para evitar la concentración del poder legislativo?

4. El papel de la opinión pública en la configuración del Congreso

Creo que las palabras de Mises nos ayudarán a ver con más claridad el poder del ciudadano:»La democracia no garantiza la libertad». Solo puede funcionar donde la opinión pública valora más la libertad que el poder del gobierno».

Los votantes juegan un rol crucial en la composición del Congreso, pero muchas veces son influenciados por narrativas estatistas, progresistas y colectivistas que promueven un papel más activo del gobierno en la economía y la sociedad.

El problema radica en que las campañas políticas suelen centrarse en promesas de mayor intervención en lugar de soluciones basadas en el mercado. Como advertía Frédéric Bastiat en Lo que se ve y lo que no se ve, los efectos negativos de estas políticas no siempre son evidentes de inmediato, lo que lleva a que los electores continúen apoyando medidas que en el largo plazo restringen sus libertades.

Preguntas abiertas:

¿Cómo se puede fomentar una mayor educación económica y política en la sociedad para que los votantes apoyen políticas que promuevan la libertad?

¿Es viable reducir la influencia del Estado en las campañas políticas para evitar el uso del aparato estatal en la consolidación del poder?

5. Reflexión final: La democracia como medio, no como fin.

A través de la historia, los liberales han sido críticos de la idea de que la democracia por sí misma es la solución a los problemas del Estado. La democracia es un mecanismo, no un fin en sí mismo. Lo fundamental es que el sistema político garantice la libertad individual y limite la capacidad de expansión del poder estatal.

Ludwig von Mises advertía que «el problema fundamental no es quién gobierna, sino qué poderes tiene el gobierno». ¡Aquí está la verdadera clave! Para cerrar, una pregunta desafiante:

¿No sería mejor un sistema donde el Congreso no tuviera la facultad de expandir el poder del Estado, sino solo la de restringirlo?

Las elecciones de medio término son un recordatorio de que la lucha por la libertad no se libra solo en las urnas, sino en la constante vigilancia sobre el poder del Estado. Y para los liberales clásicos, la mejor política sigue siendo la que menos interfiere con la vida de los individuos.

El desafío está planteado: ¿seremos capaces de construir una sociedad donde la política no sea el centro de nuestras vidas, sino solo una herramienta más para garantizar la libertad?

Algunas frases para recordar: Hans-Hermann Hoppe: «La democracia es un sistema en el que los políticos, con incentivos a corto plazo, compran votos con el dinero de otros, sin preocuparse por las consecuencias a largo plazo». Carl Menger: «El progreso social no depende del sufragio universal, sino de la capacidad de los individuos para actuar libremente en el mercado y la sociedad».

Juca Fevel.


FUENTE: contemplatiosocial.wordpress.com

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