A sus 33 años, Nicolás estaba a punto de rendir su último examen para graduarse como contador en la UAI. Su muerte dejó un doloroso reclamo por la falta de atención y un traslado demorado.
Nicolás Echeverría, un joven de 33 años oriundo de Morón, perdió la vida el pasado fin de semana en circunstancias trágicas que aún conmueven a su familia y a la comunidad. Trabajador del Municipio de Morón en el área de Contaduría, Echeverría era un hombre comprometido con su futuro y estaba a pocos días de rendir el último examen para obtener su título de contador en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), donde cursaba sus estudios.
Sin embargo, un problema de salud inesperado cambió su destino. El jueves pasado, Nicolás sufrió una descompensación que, según relató un familiar, se presentó de forma repentina, con síntomas similares a una convulsión. “Hizo como si fuera una convulsión. Su amigo y su papá lo pusieron de costado mientras llamaban a la ambulancia, que llegó rápidamente y lo trasladó al Hospital de Morón”, detalló su familiar.
Nicolás, que padecía problemas de obesidad y había sido tratado en varias ocasiones por picos de glucemia, no contaba con antecedentes de afecciones graves, pero su estado de salud se vio afectado por su condición física.
El joven fue ingresado en el Hospital de Morón, pero, según la versión de sus familiares, la atención que recibió dejó mucho que desear. Nicolás necesitaba ser derivado a otro centro asistencial, pero la derivación nunca se concretó. Según los relatos familiares, la opción que le ofrecieron fue un sanatorio ubicado en Ingeniero Maschwitz, a una considerable distancia de Morón. Nicolás rechazó esa alternativa, mencionando que sus padres, ambos de edad avanzada, no podrían viajar hasta allí para visitarlo, ya que solo se manejaban con la tarjeta SUBE.
En ese momento, la familia solicitó la intervención del intendente de Morón para gestionar una derivación a una clínica más cercana. Sostienen que luego de ello les ofrecieron cuatro clínicas para poder llevarlo. Pero la derivación nunca se hizo, y el sábado a la madrugada, Nicolás falleció en el hospital.
Aparentemente se produjo tras una complicación que le provocó la asfixia por su propia flema, según relató la familia que le contó una paciente de una cama cercana. La mujer explicó que, aunque los médicos intentaron asistirlo con RCP, hubo demora en la atención, y a pesar de los esfuerzos, no pudieron salvarle la vida.

Reclamos por falta de empatía
El dolor por la pérdida de Nicolás se ve acompañado por un fuerte reclamo hacia IOMA, la obra social a la que pertenecía el joven, y hacia los profesionales de la salud que lo asistieron. Un familiar expresó su indignación: “Nuestra bronca es con IOMA, con los médicos y con el secretario de Salud de Morón (Jacobo Netel), porque tendrían que haber tenido más empatía. La falta de respuestas fue terrible”. La familia lamentó la falta de acción rápida y la indiferencia percibida durante el tiempo crítico que transcurrió entre la descompensación y su muerte.
La tragedia de Nicolás Echeverría no solo dejó un vacío irremplazable en su familia, sino también un llamado de atención a las autoridades de salud pública para mejorar la atención y la respuesta en situaciones de emergencia.