Internas, abusos y castigos: una funcionaria fue echada del municipio de Merlo por acercarse a La Libertad Avanza

María Gracia Le Coche fue apartada de su cargo en el gabinete de Gustavo Menéndez tras asistir a un acto de La Libertad Avanza en Morón. Habló de su alejamiento, expuso tensiones internas en el municipio, denuncias pasadas por acoso laboral y un clima de disciplinamiento político en plena reorganización del escenario local.

La salida abrupta de María Gracia Le Coche del municipio de Merlo, donde se desempeñaba como funcionaria, volvió a poner sobre la mesa la tensión política que atraviesa a muchos distritos del conurbano, especialmente cuando se cuestionan los límites del poder peronista local.

Explicó que todo se desató tras verla en fotos asistiendo a la inauguración de un local de La Libertad Avanza en Morón. Al día siguiente fue desplazada de su cargo por decisión del equipo del intendente Gustavo Menéndez. La exfuncionaria describió su desvinculación como “violenta”, y denunció que apenas pudo ingresar a su oficina a retirar sus pertenencias.

Con una trayectoria de años dentro de la estructura municipal, Le Coche había trabajado en la Secretaría de Desarrollo Social —dirigida por Karina Menéndez, hermana del intendente— y luego fue transferida al área de Cultura. Fue allí, según relató, donde comenzó a distanciarse de la gestión: mencionó desmanejos, ausencia de políticas reales para la comunidad y un episodio con un exsecretario denunciado por acoso sexual, que finalmente fue apartado.

La gestión está alejada de las necesidades reales de la gente”, aseguró. A eso se sumó su creciente desencanto con el oficialismo y un acercamiento —incipiente pero decidido— hacia espacios libertarios que comienzan a conformarse en el distrito. Si bien aún en construcción, el armado de La Libertad Avanza en Merlo empieza a captar adhesiones en sectores que se sienten desplazados del aparato tradicional.

Sin embargo, su acercamiento no fue fácil. Más allá de su encuentro con Sebastián Pareja, Le Coche aseguró haber enfrentado resistencias dentro del armado local, especialmente por parte de Eduardo Varela, coordinador libertario en Merlo, con quien tuvo dificultades para establecer un canal de diálogo político claro. La exfuncionaria también expresó frustraciones internas: dijo haberse sentido ignorada y cuestionada en algunos encuentros partidarios. Aun así, remarcó que su intención es participar activamente en un nuevo espacio, dejando atrás las estructuras que, según ella, solo funcionan para mantener privilegios personales.

“No puede ser que una tenga que pasar por un ‘casting sábana’ para ocupar un lugar en política. Eso pasa cuando hay estructuras que no quieren soltar el poder y buscan condicionar todo”, denunció.

El caso dejó expuesto no solo un acto de represalia institucional en un municipio gobernado hace años por el mismo signo político, sino también las dificultades que enfrentan aquellos que buscan una alternativa. En un territorio marcado por lógicas de poder cerradas y relaciones políticas personalistas, el proceso de renovación —aunque desordenado— parece haber comenzado.

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