Carta abierta del concejal Ariel Aguilera de La Libertad Avanza Partido Demócrata de Morón:
En noviembre de 2023 abrimos un cambio de época, el entusiasmo de los jóvenes y de los adultos que acompañaron con su voto a Javier Milei y Victoria Villarruel, daba cuenta de que una nueva Argentina estaba naciendo.
Aún hoy, a siete meses de aquel triunfo electoral, que quedará guardado para siempre en la memoria de los que participamos activamente de la organización y fiscalización electoral, sigue pareciendo un sueño haber cortado las aspiraciones presidenciales del lamentable Ministro de Economía Sergio Massa y compañía, quienes contaban con un “aparato clientelista y publicitario” sin precedentes.
Pero todo no es alegría ni cambios sustanciales que repercutan en la vida diaria de los argentinos; quienes participamos de la política conocemos que la adecuación macroeconómica, no vuelca en forma inmediata al día a día de la gente; de hecho siendo crítico de la realidad que nos toca afrontar es literal que “la plata no alcanza”, que estamos viviendo una recesión comercial poca veces vista en Argentina, pero no quedaba otro camino; este es el camino del aguante, el de no bajar los brazos, el del apoyo, el de la perseverancia y comprensión; con dolor y resignación las familias deberán reducir sus gastos diarios, economizar energía, privarse de salidas, vacaciones y demás situaciones normales a la que nos encontrábamos acostumbrados quienes nos consideramos incluidos en el sector de la clase media.
La motosierra aún está en deuda con la sociedad, quedan muchas cuevas políticas por ser descubiertas, queda mucho personal puesto a dedo y acomodado por los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández que hay que sacar; la tarea del equipo que conduce el Presidente Javier Milei es titánica tanto desde el punto de vista técnico como de detección de los nichos heredados y sus desmantelamientos.
El déficit fiscal cero debe ir acompañado por una limpieza de ñoquis y políticos atrincherados en sus cargos a pesar del paso de distintos signos políticos por la Casa Rosada.
Según fuentes periodísticas el 63% del plantel actual que ocupa cargos públicos con botoneras trascendentales de la administración a su cargo, son militantes kirchneristas, massistas o camporistas. Algo impensado cuando le dimos el mandato a Javier Milei de terminar con la casta.
No debemos olvidar que nuestro slogan en campaña fue: “UNA ARGENTINA DISTINTA ES IMPOSIBLE CON LOS MISMOS DE SIEMPRE” y ya no se trata de si las Leila Gianni de la vida, trabajan bien en su área, se trata de sacarlos para que puedan tomar la posta en un Estado estructuralmente reducido y desburocratizado, la gente joven, en lo posible profesionales que tengan bien arraigadas las ideas de la libertad.
El sostenimiento de figuritas del pasado no puede generar la dinámica adecuada que esperamos los argentinos. Necesitamos plantear nuestros reclamos a personas que no vengan de la política y que hayan luchado por un cambio, detestando el accionar estatal que durante más de 20 años nos ha llevado al fracaso, económico, social y como proyecto de vida. Una especie de jurado que asume la judicatura e imparte la justicia durante tantos años denegada.
La gente que no ha tenido experiencias en el Estado, tiene conciencia de la transitoriedad que implica su paso, un verdadero servicio a la PATRIA (sin perder el sentido del bien común), poniendo todas sus energías para que a otros no les pase lo mismo que alguna vez todos y cada uno hemos de nosotros hemos vivido en la rueda burocrática, que termina sin resolver problemas básicos de los ciudadanos.
El festejo se terminó, es hora de que el Presidente de la Nación y sus designados, tomen las riendas de un Estado que no puede bajo ningún punto de vista quedar librado a la suerte de los antiguos o expertos conocedores de los pasillos y recovecos estatales.
Hay que entrar a explorar cada rincón de lo que han dejado los estatistas, lo que no sirve se cierra, o se privatiza y lo que efectivamente cumple alguna función se dinamiza con un mínimo plantel de las filas liberales libertarias.
Sr. Presidente, Ud. no es el único topo que entró para socavar las bases del Estado desde adentro, estoy convencido que somos muchísimos los liberales libertarios que por asco al Estado, los políticos parasitarios y las estructuras burocráticas trataremos de desplegar todas nuestras energías para concretar el tan ansiado cambio que finalmente nos saque las garras y las botas estatistas de encima, con reducción de impuestos, mínimo de reparticiones, funciones estatales, cargos públicos, sostenimiento del déficit cero, inexistencia de transferencias discrecionales, tarifas normalizadas, libre mercado sin intervención estatal, superávit macroeconómico, unión comercial con el mundo occidental, créditos hipotecarios, etc.
Pero para todo eso, se debe comprender que la política no es una construcción verticalista ni estática, quien hoy es funcional mañana puede no serlo, y quien ayer no fue escuchado hoy quizás merezca su chance.
El armado a nivel nacional y en la Provincia de Buenos Aires, dejó un tendal de heridos que costará mucho realinear bajo el “ala Parejista”, principalmente porque se privilegió el territorio de los coordinadores, cuando en realidad lo que debía priorizarse era la ideología. Quedó a la luz en las diferentes secciones electorales que aquéllos que movían territorio no contaban entre sus filas con verdaderos liberales, por lo que al inicio de las sesiones de los distintos Concejos Deliberantes se volcaron y giraron hacia sus verdaderas fuerzas partidarias, lamentablemente muchos vinculados a Unión por la Patria. Lo mismo ocurrió en la legislatura provincial con roturas y disidencias que jamás debieron ocurrir.
Estamos a tiempo de revertir esa errada visión de “armador”, “coordinadores” y “referentes”; ya no alcanza con la territorialidad de la vieja política, hoy las redes generan candidatos, las mesas de afiliación generan candidatos, los reclamos sociales frente a las intendencias general candidatos, los centros de comerciantes y los foros vecinales generan candidatos, muchos de los que pasan desapercibidos o directamente ignorados por los rastrillajes políticos de zonas en sus armados de mesas políticas zonales.
Hay que abandonar las viejas formas de hacer política, los verticalismos y la imposición de armadores o referentes no impulsan ni atraen a los verdaderos libertarios que son los potenciales y futuros dirigentes de un gobierno que llegó no sólo para marcar un cambio de época, sino también para dejar de lado para siempre, esa vetusta forma de hacer política basada en el rosqueo, la imposición de liderazgos, la obsecuencia y la falta de pensamiento crítico de sus participantes, circunstancias que inevitablemente corroen los cimientos del armado, tensan, generan personalismos, rupturas internas, desconfianza y nada nuevo por lo que mantenerse.
Soy un eterno convencido que la limitación del poder del Estado conlleva la liberación de toda forma de armado territorial, ya no son necesarios armadores, coordinadores ni referentes que en la mayoría de los casos espantan a los liberales de pura cepa; los ciudadanos a través de los partidos sabrán detectar y arrimar a sus candidatos para que formen parte de esta nueva forma de ver al Estado y a la política, sin imposiciones, sin humo, sin territorialidad ni financiamiento para campaña. SE IMPONEN LAS IDEAS Y NO EL “SER”.