Por: Jorge Augusto Simmermacher
Mientras la flota se desplaza veloz hacia el desarrollo, los pasajeros confían y apoyan incondicionalmente a su Comandante.
Se desatan turbulencias, y en la nave insignia se vive a bordo un clima de confusión, alboroto, perturbación y desorden; el Comandante se mantiene con astucia agazapado al timón liderando la estratégica travesía en camino al progreso.
Osadas maniobras realizan los Capitanejos de cada una de las naves provinciales de la flota y en la tiniebla de la noche en sus votes a remo, entre la espesura de una bruma cerrada se los ve arrimarse de a uno en vez, hacia la nave insignia.
Sera tal vez una visión en las penumbras de la noche, o será un sueño; aquella invitación a cenar que con orgullo reciben los Gobernadores del Presidente de la Nación, en el comedor de la Cabina Principal del Comandante de la Nave; llegan las famosas milanesas y Javier Milei les dispensa todo el tiempo que necesiten, y escucha a cada uno de sus Capitanejos en forma personal; concediéndoles especial atención a sus intereses; muy distante esto de las histriónicas veladas con mantiene el Comandante con el Ángel Exterminador.
Los marineros con prontitud toman el cabo de la vela mayor para arriarla y evitar el golpe de la botavara. La Sudestada es violenta cual pueblo que apoya fuertemente, pueblo joven que está definitivamente decidido a navegar hacia el progreso; coincidiendo con las ideas de Juan Bautista Alberdi, padre de nuestra Constitución, respecto de buscar la unidad, sintetizando la grieta con el progreso y la concordia.
La tripulación, sus ministros y colaboradores, conducen con ahínco la flota aprovechando al máximo el entusiasmo de ese pueblo que al estilo de los vientos del sudeste los llevara a aguas calmas de gran pesca y progreso.
Los jubilados no han visto jamás en sus vidas, una posibilidad tan clara, eficaz y de tal fuerza política que les permita creer después de tanto trabajo, en la argentina que siempre soñaron.
No hay duda de que el comandante logro quedarse con los mejores cuadros de la flota de Mauricio Macri; quien inoportunamente cada tanto aparece, creando una sensación incomoda abordo por recordar tiempos pasados en los que se vivieron experiencia de navegación conducida por profesionales de dudosa eficacia, inspirados en la Agenda 2030, el gradualismo, el espíritu de equipo sin liderazgo, y esa obsesión por profundizar la grieta con el solo fin de perpetuar un sistema de intereses muy alejado de las necesidades de un pueblo trabajador y federal.
Más allá del poder de las fuerzas del cielo y las fuerzas del viento del sudeste que sopla firme, continuo y fuerte, los pasajeros, temerosos desconfían de las intenciones del ex – Presidente.
Las grandes decisiones de estrategia las toman los gobernadores, Capitanejos de las naves de la flota junto a sus legisladores, que gobiernan durante la travesía, y las proporciones de sus influencias en la mesa de comando pesan conforme a su capacidad de aportar al todo, ideas y posibilidades, bajo el liderazgo y coordinación del presidente Javier Milei.
Por todo esto, es hora de comer milanesas con los Gobernadores de uno en vez y largarle la mano al Ángel Exterminador que nada tiene para dar, y solo busca, el juego romper.
