La pelea por una banca en el Concejo Deliberante volvió a dejar al descubierto la ruptura entre los sectores de Martín Sabbatella y Lucas Ghi. En medio del conflicto, la reciente victoria de La Libertad Avanza en el distrito expone el desgaste político del oficialismo.
La crisis político e institucional dentro del peronismo de Morón sumó un nuevo capítulo con la disputa por una banca en el Concejo Deliberante. Lo que parecía una simple licencia se transformó en una pulseada abierta entre los sectores de Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro) y del intendente Lucas Ghi, enfrentados por el control político del espacio Fuerza Patria.
El conflicto comenzó tras la licencia de Diego Spina —quien además enfrenta una investigación por presunto fraude en la anulación de infracciones de tránsito—. Su salida abrió la discusión sobre quién debía ocupar su banca. Mientras el oficialismo alineado con Ghi propone el ingreso de Vanina Moro, el sector sabbatellista sostiene que debe asumir Agustín Ramponelli, primer suplente de la lista de 2023.
Desde la presidencia del Concejo, a cargo de Marcelo González, respondieron que la vacante debe cubrirse respetando el criterio de género establecido por la Ley Provincial 14.848: si se retira un varón, debe asumir otro varón. Esa interpretación dejó sin efecto el intento de Moro de incorporarse al cuerpo deliberativo.
La tensión escaló luego de que Paula Majdanski, referente de La Cámpora, renunciara al Ejecutivo municipal y recuperara su banca, desplazando nuevamente los equilibrios internos. En ese contexto, el sabbatellismo y el massismo sellaron un acuerdo para evitar que un dirigente cercano a Ghi presida el Concejo, en otro reflejo de la desconfianza mutua que domina al oficialismo.
El enfrentamiento, sin embargo, va mucho más allá de los movimientos institucionales. En las últimas semanas, sectores vinculados a Nuevo Encuentro impulsaron denuncias mediáticas contra Hernán Sabbatella —hermano de Martín y funcionario del entorno de Ghi—, lo que derivó en su salida del gabinete municipal. Desde el otro lado, el luquismo intenta reforzar su control en el Concejo, intentando ocupar los espacios que considera propios dentro del esquema de poder local.
A nivel provincial, el caso de Morón refleja una dinámica que se repite en distintos municipios, donde los jefes comunales se ven atrapados entre las líneas de Axel Kicillof, La Cámpora y los espacios residuales del kirchnerismo.
La reciente victoria electoral de La Libertad Avanza en Morón, que logró imponerse en las últimas elecciones, expuso con crudeza este desgaste. En un contexto donde el oficialismo no logra cohesionar a sus propios dirigentes, crece la percepción ciudadana de agotamiento del peronismo local. La pelea entre Ghi y Sabbatella, lejos de resolverse, parece ser el símbolo de un ciclo político que comienza a agotarse.
Las Idas y Vueltas del Peronismo dentro del Concejo Deliberante de Morón:
Con este nuevo capítulo, el bloque peronista del Concejo Deliberante de Morón ya suma cinco recambios en sus diez bancas durante el último año. Es decir, la mitad de sus representantes fueron modificados en medio de la interna.
El bloque de Fuerza Patria se muestra cada vez más fragmentado, con viejas lealtades enfrentadas y sin conducción clara. En las bases del espacio, la disputa es vista con desánimo: los conflictos internos ya superan las diferencias políticas y se perciben más como una lucha por cargos y espacios de poder que como un debate de ideas.
Una situación que expone no sólo la enorme turbulencia política del espacio, sino también la falta de estabilidad institucional. Concejales electos por el voto popular que no asumen, asunción o desplazamiento de cargos según a quién responden más que por idoneidad, licencias que se otorgan y se levantan según la conveniencia política, y estrategias más orientadas a conservar poder que a legislar y velar por los vecinos: un tablero de ajedrez en el que el pueblo de Morón termina siendo el principal perjudicado.
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