En una ceremonia realizada en la Base Aérea de Morón, se rindió homenaje a miembros de la Fuerza Aérea del Perú por su colaboración desinteresada con Argentina durante el conflicto bélico de 1982.
Durante el fin de semana largo, la Fuerza Aérea Argentina conmemoró en la Base Aérea de Morón el 43° aniversario de su bautismo de fuego en la Guerra de Malvinas. En el acto, se recordó a los 55 integrantes de la institución caídos en combate y se reconoció el valor de los veteranos que regresaron. La jornada incluyó un despliegue aéreo simbólico, en el que tres aeronaves —dos Fokker F-28 y un Hércules C-130— trazaron en el cielo los colores de la bandera nacional.
Más allá del tributo a los héroes nacionales, el evento incluyó un gesto de reconocimiento hacia quienes, fuera de las fronteras argentinas, ofrecieron asistencia solidaria en aquel momento crítico. Fue el caso de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), que en 1982 envió al país diez cazabombarderos Mirage M-5P junto con equipamiento logístico y personal técnico especializado. Ese aporte, realizado de manera reservada y sin condiciones, fue ahora puesto en valor públicamente.
Durante la ceremonia, se entregaron medallas a varios de los técnicos aeronáuticos peruanos que participaron en la operación de apoyo, entre ellos César Paredes Barba, Fredy Torres Mendieta y Carlos Rojas Morales, quienes formaron parte del equipo de mantenimiento y preparación de las aeronaves entregadas.
El acto dejó en evidencia un contraste entre la magnitud del homenaje ofrecido a los invitados internacionales y la opaca organización local del evento, donde las intervenciones oficiales buscaron exaltar el heroísmo del pasado sin mayores gestos hacia el presente institucional. A pesar de la presencia de altos mandos y funcionarios, lo que prevaleció fue el reconocimiento hacia quienes actuaron con compromiso y sin buscar protagonismo.
